"El Tornero" En esta obra, el artista rinde homenaje al trabajo manual y a la figura del artesano, representando a un tornero en pleno acto creativo. La composición se centra en un hombre de pie frente a su torno, vestido con una chaqueta blanca de trabajo, rodeado de bloques de madera recién trabajados. La aplicación del óleo con espátula da a la escena una textura rugosa y sólida, acentuando la materialidad del entorno y evocando la resistencia y la nobleza del oficio. Los tonos fríos y terrosos refuerzan el ambiente industrial y austero del taller, mientras que la luz cae sobre el personaje con intención, destacando su concentración y presencia. Más allá del retrato de una profesión, la pintura plantea una reflexión sobre el valor del trabajo humano, el vínculo entre el hombre y la materia, y la belleza contenida en los gestos cotidianos. La figura del tornero se eleva así como símbolo de dedicación, destreza y creación tangible