“La cosecha” retrata con fuerza y autenticidad a un hombre del campo en plena labor agrícola, encorvado sobre una pila de trigo mientras ata las gavillas con destreza. La figura central, con camisa blanca y sombrero de paja, emerge con contundencia sobre un cielo claro que acentúa la atmósfera rural y luminosa de la escena. Mediante el uso de la espátula, Peter Pollak H. logra una textura poderosa que refuerza la sensación de movimiento, polvo y esfuerzo físico. Cada trazo denso aporta volumen y vida a la camisa arrugada, al rostro curtido por el sol y al rastrojo que ocupa el primer plano. La paleta terrosa, en tonos ocres, beige y marrón, dialoga con los azules apagados del cielo, en una armonía cromática que transmite naturalidad y nobleza. La obra rinde homenaje a la dignidad del trabajo manual y a los hombres que, con sus manos, moldean la tierra y el alimento. La expresión del personaje, concentrada y silenciosa, conecta al espectador con una escena atemporal donde el cuerpo, la tierra y la acción se funden en una misma unidad.